Lecturas seleccionadas de "Psalm of the Gods"-II

(Canto de los Dioses)-II

Por: Hazrat Shah Maghsoud Sadegh Angha, Pir Oveyssi

Los corazones de los ángeles celestiales están saturados de esperanza y serenidad.

En el destino de la naturaleza los pactos del hombre son aparentes, pero desconocidos a los sentidos.

El secreto profundo de la existencia se descubre en la unión de lo visto y lo oculto, por tanto el hombre está familiarizado con la ley de la eternidad.

Los apegos temporales del hombre, en su cenit, siempre ocultan acontecimientos celestiales de su vista.

Los deseos causan que el ojo del corazón sea ciego y decoran la ignorancia de la percepción del ojo humano.

Inútil es el pensamiento que no está dirigido a la paz interior y a la serenidad y sin valor es el conocimiento que no realza la personalidad.

Los embriones de pensamientos inmaduros y sabiduría incompleta están muertos antes de nacer.

El verdadero hombre es el que mantiene su personalidad viva lejos de los motivos caprichosos de la humanidad.

Los benditos reciben la verdad de la vida sin aprender los ritos y las tradiciones de las naciones.

Las aguas del manantial surgen del corazón de la tierra, fluyen a través de las hendiduras de las rocas y su curso no se ve obstruido por sedimentos ni barro.

Las almas divinas expulsan a extraños de su centro y no les dejan ser obstinados, ya que la dignidad de Dios no acepta ninguna ley que no sea la paz y la serenidad y no hay lugar para que florezca la ansiedad.

Los delicados tienen más resistencia que los duros, ya que la fuerza radica en la serenidad y no en la preocupación y la ansiedad. 

Los corazones serenos de los hombres verdaderos tienen más esplendor que la mente ansiosa de los pecadores.

Los Dioses proyectan una sombra como nubes y traen la lluvia, y su fruto es el aumento de las bendiciones sobre la tierra que acepta. 

Las tierra altas niegan las aguas pero los valles estarán llenos de ellas, crearán árboles, frutos y peces; por tanto, los rebeldes no son exhortados por los caídos.